Me cuesta imaginar una comida sin tomates, sería como estar en un jardín sin flores. Esta delicia llegó a Europa en el siglo XVI desde México, en donde se denominaba xītomatl, fruto con ombligo. Es muy probable que las primeras variedades fueran de color amarillo lo que justificaría el nombre italiano de “pomodoro”, manzana dorada. Para los franceses, tan sensuales ellos, el tomate se denominó “pomme d’amour”, manzada del amor...
Ingredientes (para cuatro personas):
- 4 tomates no muy pequeños
- Una lata grande de atún en aceite
- 1/2 cebolleta picada
- 2 lonchas de pepinos agridulces
- Un puñadito de olivas negras.
- Unas cucharadas de porra o salmorejo (ver receta).
Lavar los tomates y hacerles un corte en la base en forma de cruz. Sumergirlos en agua hirviendo durante 10 segundos (de esta forma se pelan más fácilmente). Sacarlos, refrescarlos y pelarlos. Extraer con un cuchillo y con cuidado, la pulpa y las semillas. Colocar los tomates boca abajo para que pierdan toda el agua.
Hacer un picadillo con la cebolleta, los pepinos, las olivas y el atún. Rellenar con esta mezcla los tomates. Depositar en el fondo del plato unas cucharadas de porra o salmorejo y sobre esta salsa colocar el tomate.
Buen provecho
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