miércoles, 23 de octubre de 2013

Tortilla de patatas


Con la tortilla ocurre lo mismo que con la cara de las personas: aunque todos tenemos dos ojos, una nariz y una boca ninguno somos iguales. Me maravilla que solamente con cuatro ingredientes básicos: aceite, patatas, huevos y sal, se consigan resultados tan distintos. Lo que viene a demostrar que la cocina es alquimia pura.
¿De qué depende entonces el resultado? Yo diría que fundamentalmente del gusto personal. No es lo mismo que te guste muy cuajada o muy jugosa, que sea alta y gordita o fina, que la patata esté cortada con un grosor determinado, que esté frita en mayor o menor cantidad de aceite, o si el fuego es vivo o moderado, si lleva mayor o menor cantidad de huevos...
La tortilla que a nosotros nos gusta es jugosa, cortada en láminas muy finas (yo utilizo la mandolina), frita en bastante aceite a fuego lento, con un poco de cebolla y con bastante huevo para que quede jugosa.


Ingredientes (para cuatro personas):

  • 750 gr de patatas
  • 1/2 litro de aceite
  • 30 gr de cebolleta o cebolla
  • 5 huevos medianos o cuatro grandes
  • Sal
Preparación:
Pelar, lavar y cortar las patatas con la mandolina. Salarlas. Calentar el aceite en una sartén y antes de que empiece a humear, echar las patatas todas a la vez con la cebolleta picada. Bajar el fuego y mover las patatas para darles la vuelta cada 10 minutos más o menos. No ha de quedar ninguna frita de más ni de color oscuro. Cuando estén hechas, pasarlas a un escurridor para quitar el exceso de aceite. 


Si no se tiene mucha práctica en hacer tortillas, conviene usar en este momento un plato que sea de la misma medida que la sartén porque ayudará a darle la vuelta mejor (yo utilizo uno viejísimo y feo de esmalte. Lo  compré en un mercadillo hace mil años, pero funciona muy bien porque es curvo y de bordes altos, lo que permite recoger toda la tortilla sin que se caiga). En ese plato elegido, batir los huevos concienzudamente para que les entre aire y quede la tortilla más esponjosa. Añadir las patatas escurridas. Mezclarlas bien.


En una sartén, poner una cucharada de aceite y cuando se caliente, volcar las patatas con los huevos batidos. La temperatura ha de ser moderada y hay que vigilar que no se pegue. Cuando en el borde de la sartén se vea el huevo cuajado, darle la vuelta con ayuda del plato. Cuajar por el otro lado. Si gusta muy cuajada, se vuelve a dar la vuelta, y si no, se saca de la sartén. Escurrir con papel de cocina y degustar.
 

Buen provecho.

Nota: Como no puede ser de otra manera, aquí tambien en versión "pintxo"...


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