De todas las clases de bizcocho que he hecho, el de yogur es sin duda el más repetido. Queda suave, esponjoso y con la misma receta básica se pueden hacer variaciones deliciosas con solo cambiar el aroma, las especias, incorporando chocolate, o coco, frutas, mezclando varias harinas... lo que tu imaginación te sugiera.
Ingredientes:
- Un yogur natural
- 3 huevos
- 2 medidas de yogur de azúcar (blanca, de caña o panela)
- 1/2 medida de aceite de girasol (me gusta para repostería por su sabor neutro)
- 3 medidas de harina con levadura (utilizo la bizcochona y funciona muy bien)
- 1/2 paquete de levadura si se utiliza harina normal, si no, no hace falta
- Ralladura de un limón
- 1/2 cucharadita de canela
Preparación:
Engrasar con mantequilla el molde a utilizar, espolvorearlo con harina y sacudir lo que sobre. ¡Importante! No tocar con los dedos el molde enharinado para que suba la masa correctamente.
Batir las claras a punto de nieve y reservar. En un bol, mezclar las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadir el yogur, el aceite y la ralladura. Incorporar la harina de poco en poco para que le entre aire. Echar las claras sobre la masa y mezclar suavemente con movimientos envolventes de arriba hacia abajo hasta que quede todo integrado. Volcar la masa en el molde y espolvorear la superficie con canela.
Hornear 15 minutos a 200º y 30 minutos más a 180º. Enfriar y desmoldar. Rociar la superficie si se quiere con azúcar molido.
Buen provecho
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