De pequeña odiaba con toda mi alma el pescado. Tuvieron que pasar muchos años hasta que aprendí a comerlo y degustarlo. En realidad, lo que odiaba eran las espinas. Sin embargo, los boquerones que mi madre preparaba, esos sí me gustaban. Los ponía previamente en un adobo (líquido aromatizado o especiado en el que se sumergen los alimentos para ablandarlos o darles sabor) y el resultado eran unos pescaditos crujientes y aromáticos que daban gusto comer.
Ingredientes (para cuatro personas):
- Un kg de boquerones, preferiblemente grandes
- 4 dientes de ajo
- Una cucharada rasa de pimentón dulce
- Un litro de agua
- Una cucharada de orégano seco
- Sal
- Harina para rebozar
- Aceite para freír (1/4 litro, para una sartén pequeña)
Preparación:
Limpiar el pescado y sumergirlo en un recipiente donde se habrá puesto el agua con el pimentón, el orégano, la sal y los ajos laminados. Mantenerlo en el adobo durante dos o tres horas. Después, escurrirlo bien, pasarlo por harina y sacudir el exceso. Poner una sartén con el aceite y cuando esté caliente, freír por tandas los boquerones y escurrir en papel de cocina.
Nota: El éxito de las frituras depende de la técnica de elaboración. El aceite ha de estar caliente, pero no humeante, la fritura ha de ser rápida y el alimento ha de quedar bien cubierto por el aceite para que se fría por igual, se selle bien la carne, no pierda jugo y no absorba grasa de más. Tampoco es recomendable freírlo demasiado porque se pierde el sabor natural.
Buen provecho.
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