En casa, solo el cincuenta por ciento de la familia toma alcachofas. Esa es la razón por la que no abundan en mi recetario, es más, si por casualidad pongo alguna en una menestra, es reducida y apartada del plato de forma casi policial. Por eso no me dedico a experimentar con ellas y casi siempre termino comiéndomelas yo sola. Tienen también otro inconveniente y es la cantidad de hojas que se desperdician al limpiarla, aunque existe todavía otro inconveniente mayor: el riesgo de desarrollar toxinas una vez cocidas si no se consumen rápidamente. Y eso lo dice Inés Ortega (sí, la hija de Simone Ortega) en su libro sobre las verduras y las ensaladas (de Alianza editorial).
Ingredientes (para cuatro personas):
- 4 alcachofas
- 4 huevos
- 150 gr de jamón serrano en taquitos
- Una cebolla dulce
- 2 cucharadas de harina
- 4 cucharadas de aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Un vaso y medio de caldo de la cocción.
Preparación:
Lavar y cortar en cuartos las alcachofas después de eliminar las hojas duras del exterior. Frotarlas con medio limón para evitar que se oxiden. Cocerlas en agua salada hasta que estén tiernas. En una sartén, freír la cebolla picada con el jamón. Incorporar la harina, rehogar y añadir el caldo reservado. Hecha la salsa, mezclarla con las alcachofas. Romper los huevos sobre la salsa, tapar y dejar hasta que se cuajen. Si se quiere evitar el tono verdoso que adquiere el huevo hecho así, se puede hacer el huevo aparte, en este caso cocido, y luego juntarlo con las alcachofas. Queda más bonito aunque se tarde un poco más.
Buen provecho
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