El champiñón y la seta de cardo has sido hasta ahora las únicas variedades frescas que se podían encontrar en el mercado, quizá porque son fáciles de cultivar. Tienen un sabor delicado y proporcionan muchísimo juego en la cocina, aunque últimamente ya se empiezan a ver otras variedades frescas como los portobello y también setas shiitake.
En la medicina naturista, los champiñones y las setas en general se consideran estimuladores del sistema inmune y destructores de los radicales libres, lo que unido a su aporte en fibra y su poder saciante, hacen de ellos un alimento muy a tener en cuenta.
En casa utilizo champiñones con frecuencia ya sea en forma de crema, guarnición o plato principal. Cuando los compro, lo primero que hago es comprobar su dureza porque la clave de su éxito está en la firmeza de la carne.
Ingredientes (para una tapa)
- 250 gr de champiñones, firmes y blancos
- 2 dientes de ajo grandes
- Una cayena o guindilla
- Unas ramas de perejil
- Un buen chorro de vino blanco
- Sal y pimienta
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- Una cucharada de pan rallado (opcional, si se prefiere la salsa más espesa).
Preparación:
Limpiar los champiñones cortando el pie y eliminando los restos de tierra. Laminarlos o trocearlos. Picar los ajos muy menudos y echarlos en una sartén con el aceite y la cayena. Dorarlos e incorporar los champiñones, la sal y la pimienta. Regarlos con el vino y espolvorear con perejil. Dejar que se hagan unos minutos más. Si la salsa queda ligera y se prefiere más espesa, engordarla con una cucharada de pan rallado.
Buen provecho.
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