Esto de hacer bolitas con la comida parece ser una costumbre muy universal. Da igual que estén hechas con carne, pescado, verduras o legumbres, pues están presentes en cualquier recetario.
Nosotros las denominamos albóndigas (del árabe al-bunduqa) pero en otros lugares se llaman keftas, koftas, o falafel. Generalmente se hacen hervidas, asadas o fritas y se acompañan de salsas y guarniciones diversas.
Sin lugar a dudas, las albóndigas son el plato casero por excelencia. Siempre que las preparo me acuerdo de la anécdota que contaba Phil Collins, el batería de Génesis, cuando estuvo por nuestras tierras en su juventud. Decía en una entrevista radiofónica que conocía muy bien este plato ya que su casera las preparaba de continuo y creo yo, por el tono de voz, que llegó a aborrecerlas.
Ingredientes (para cuatro personas):
- 500 gr de carne picada (mitad ternera, mitad cerdo)
- Un huevo
- Una cucharadita de pimentón agridulce de la Vera
- Una cucharadita de orégano seco
- Sal
- Una rebanada de pan remojada en leche
- Una cebolla
- Pan rallado con ajo y perejil
- 1/2 dl de vino blanco (Moriles o al gusto)
- Una cucharada de harina
- Una hoja de laurel
- Aceite suficiente para freír
Preparación:
Poner en un bol la carne, el huevo y el pan remojado en leche. Añadir el pimentón, la sal y el orégano. Amasarlo todo y con las manos mojadas hacer pequeñas bolas de carne. Rebozarlas en pan rallado y reservar. Poner el aceite en una cazuela o sartén y freír las albóndigas. Sacarlas y depositarlas en una cazuela de barro. Retirar el exceso de aceite. Freír la cebolla picada y añadir la harina con el pimentón. Incorporar el vino, el laurel y un vaso de agua. Salpimentar. Dejar cocer, retirar la hoja de laurel y triturar con la batidora. Añadir la salsa a las albóndigas y cocer cinco minutos más. Servir y disfrutar.
Buen provecho
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