He tardado bastante tiempo en acostumbrarme a los platos que incluyen frutas como guarnición o acompañamiento. En mi familia se consideraba una excentricidad mezclar ambos sabores; la costumbre era reservar la fruta para el postre.
Pero cuando formé mi propia familia, mi otra rama familiar me enseñó a disfrutar de este tipo de recetas.
La carne de pavo es perfecta para acompañarla de frutas, ya sean ciruelas, manzanas o estos orejones (albaricoques secos). Queda un plato espectacular, muy aromático y solo lleva estos ingredientes tan sencillos.
Ingredientes (para cuatro personas):
- Un kg de pechuga de pavo
- 10 orejones
- 150 gr de chalotas
- Una cebolla morada
- Nuez moscada
- Sal
- Aceite de oliva
- Vino blanco
- Vino dulce (Pedro Ximénez) al gusto
Preparación:
Poner en una cazuela las chalotas peladas con unas cucharadas de aceite. Saltear unos minutos y añadir el chorro de vino dulce. Poner el fuego al mínimo para confitarlas y reservar. En una cazuela grande, dorar ligeramente las pechugas en un poco de aceite, sazonadas con sal y nuez moscada rallada. Picar la cebolla y agregarla a la cazuela junto con el vino blanco. Añadir los orejones, tapar y dejar que se haga a fuego suave. Cortar la carne en porciones y servirla en una fuente con las chalotas reservadas por encima.
Buen provecho
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