Probé por primera vez el pak choy en un restaurante chino de los de verdad, en un plato que se llama marmita mongola (huoguo hotpot). Es una especie de sopa servida en la mesa sobre un hornillo eléctrico acompañada de diversos ingredientes crudos. Cada comensal va echando en ese caldo lo que le apetece. Pasados unos minutos, se saca y se acompaña, si uno quiere, de salsa de soja o cacahuete. Queda un caldo muy sustancioso, aunque lo que más me gustó de todo lo que nos pusieron fue una pequeña verdura de hojas muy verdes, el pak choy.
Me pareció simplemente deliciosa. Tiene aspecto de acelga mini pero su sabor es más suave y delicado. La encontré por casualidad en una frutería del barrio y no dudé en llevarla a casa. Con ella preparé este pollo...del que no sobró nada.
Ingredientes (para cuatro personas):
- 500 gr de filetes de pollo
- 2 manojos de pak choy
- Un trozo de 3 cm de jengibre pelado
- 4 ajetes tiernos
- 1 cebolleta
- 1 cebolla morada pequeña
- 100 gr de judías verdes
- 2 cucharadas soperas de salsa de soja con sésamo
- 1 cucharadita de maicena
- 2 - 3 cucharadas de aceite de sabor neutro
- Vino blanco
- 150 ml de caldo de pollo
- Sal y pimienta
Preparación:
Cortar los filetes en tiras finas y reservar. Lavar y escaldar el pak choy unos segundos. Reservar. Lavar y quitar las hebras de las judías. Cocerlas hasta que estén tiernas, escurrir y reservar. Picar la cebolla, la cebolleta, los ajetes y el jengibre. Saltearlos en una sartén con unas cucharadas de aceite. Añadir las tiras de pollo salpimentadas, las judías reservadas, el pak choy y el vino. Saltear el conjunto hasta que esté tierno. Desleír la maicena en un poco de agua fría y añadirlo a la sartén junto con el caldo de pollo y la salsa de soja. Cocer dos minutos más y servir.
Buen provecho
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