El éxito de un plato depende para mí de tres factores: el primero es la calidad del producto pues si es malo desde el principio, será muy difícil poder obtener algo rico.
El segundo es una buena técnica de preparación, en el caso de esta entrada de hoy, es la fritura.
Para hacerlo bien, el aceite ha de ser abundante y de oliva porque es el que mejor soporta la temperatura elevada que requiere la fritura; ha de estar caliente pero sin humear; el alimento debe quedar bien sumergido, (sobre todo si lleva rebozado o empanado) y de esta forma se consigue una capa exterior crujiente y bien sellada que deja el alimento jugoso por dentro pero no aceitoso. Después, se deposita sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite y ya está listo para consumir.
Y el tercer factor del éxito, pero no menos importante, es el cariño y el mimo, un ingrediente que no se ve, pero que siempre, siempre, se nota:)
Ingredientes (para cuatro personas):
- 1 kg de filetes de pechuga de pollo, cortados finos
- Sal
- Ajo y cebolla en polvo
- Pan rallado con ajo y perejil
- Un huevo
- Aceite abundante (adecuado al tamaño de la sartén)
Preparación:
Batir en huevo en un plato y reservar. Calentar el aceite en una sartén. Sazonar los filetes. Poner en un plato el pan rallado y sumergir cada filete, primero en huevo y luego en pan. Sacudir el exceso de pan. Freírlos por tandas y escurrirlos en papel e cocina. Acompañarlos con la guarnición elegida.
Nota: los filetes se pueden rebozar y dejarlos tapados en la nevera unas horas antes de freírlos. Así quedarán más crujientes y el rebozado más integrado.
Buen provecho
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