Mi legumbre favorita son las pochas o caparrones, una variedad de alubia blanca que se cultiva en Navarra. El grano se cosecha cuando las vainas todavía no se han secado, son de color verde, un tanto desvaído, y de ahí deriva su nombre.
La razón por la que me vuelven loca es su suavidad y su ternura. Tienen la piel tan fina que después de comerlas no hay ni rastro de gases ingratos como los que producen otras legumbres de piel gruesa y esa es una de las razones por la que se digieren tan bien. La otra razón es la forma de prepararlas, estofadas, sin necesidad de añadirle ningún tipo de carne porque ni falta que le hace, sin embargo, quedan perfectas acompañadas de guindillas verdes en vinagre. El mejor momento para consumirlas es el mes de agosto.
Las pochas se pueden comprar envasadas ya que por aquí es difícil encontrarlas frescas.
Ingredientes (para cuatro personas):
- 2 tarros de pochas
- 1 zanahoria
- 1 cabeza de ajos
- 1 pimiento verde
- 1 puerro
- 1 cebolla
- 2 tomates
- 1 pimiento rojo
- 1 cucharadita de pimentón
- Sal
- Aceite de oliva
Preparación:
Poner un litro de agua en una cazuela y echar en ella la zanahoria pelada y cortada en rodajas, la cabeza de ajos entera (sin pelar), más el puerro, la cebolla y los tomates, todo picado. Cocer media hora, escurrir las verduras y triturarlas o pasarlas por el pasa purés. Añadirlo al caldo de la cazuela. Lavar las pochas, escurrirlas y ponerlas en la cazuela. Cocer diez minutos. Picar el pimiento rojo y pocharlo en una sartén con un poco de aceite. Añadirle una cucharadita de pimentón y verterlo sobre las alubias. Remover y servir acompañado de las guindillas.
Nota: Si gusta, se puede poner el pimentón picante.
Buen provecho
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