Las patatas son quizás la guarnición más popular que existe. Rara es la persona a la que no le gustan. Pensar en una hamburguesa sin acompañamiento de patatas es como imaginar un jardín sin flores, parecería algo incompleto.
La rusticidad de estas patatas está ligada a la fragancia a campo que desprende el tomillo, una hierba mediterránea utilizada desde antaño como recurso medicinal, antiséptica y relajante, que resulta más aromática cuando se corta antes de que florezca. El ajo es también parte indispensable en la cocina popular. Galeno decía de él que era un curalotodo (cuando se toma crudo). Sus propiedades emulgentes (emulsionantes) son las que permiten ligar las salsas como el famoso pilpil, y su intenso olor y sabor proporcionan un toque genuinamente mediterráneo.
Ingredientes (para cuatro personas):
- 400 gr de patatas
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 50 gr de mantequilla
- 4 dientes de ajo
- Unas ramas de tomillo
- Sal
Preparación:
Lavar concienzudamente las patatas y partirlas en gajos con su piel. Hervirlas en agua salada durante cinco minutos y escurrir. Calentar el aceite en una sartén y saltear las patatas bien secas. Aplastar los ajos con su piel y depositarlos en una fuente para horno. Incorporar las patatas salteadas junto con el tomillo y la mantequilla cortada a trocitos. Hornear a 180 - 200ºC durante 20 - 25 minutos, y listas para servir.
Buen provecho
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